
Hoy es un día especial porque celebramos los 10 años de Raspberry Pi. Podría decir que fue amor a primera vista, con su descubrimiento gracias a rumores de un ordenador de $35 y posteriores vídeos en YouTube donde demostraban la capacidad de esta pequeña placa, mi vida cambió un poquito.

Desde entonces mis ratos de ocio siempre tienen un poco de Raspberry Pi, ya sea probando una nueva distribución de Linux u otro sistema operativo, programando algo, monitorizando mi entorno gracias a alguno de los sensores que monté en su momento, e incluso jugando DOOM o Quake…
De igual manera cambió la perspectiva desde la que el mercado observaba estos componentes, dando lugar a una miríada de nuevos dispositivos que se subían al carro de la Internet Of Things, con sistemas basados en chips de Intel e incluso la llegada de Android para otros.

En cierta manera, cuando conecté el monitor, teclado y su alimentación por primera vez, sentí algo parecido a cuando encendíamos nuestros antiguos Spectrum, Amstrad, MSX o Commodore en los años 80, un nuevo mundo de posibilidades se abría ante nosotros y estaba deseando explorarlo de primera mano, y espero que los chavales de hoy en día sientan esa curiosidad al menos por un momento.
¿Qué veremos dentro de otros 10 años?
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