Ya he puesto en marcha la nueva Raspberry Pi 2 y, gracias a su compatibilidad con el software creado para su antecesora y que antes de cambiar actualicé la distribución de Raspbian, ha sido tan sencillo como cambiar la tarjeta de memoria de una a otra.

Raspberry Pi vs Raspberry Pi 2 (parte superior)
La primera impresión no ha podido ser mejor. Acostumbrado a ese pequeño lag que arrastra el procesador de la primera versión del micro ordenador, llama la atención lo rápido que responde el nuevo hardware y la cantidad de memoria disponible a pesar de haber abierto varios de los programas que tenía instalados que más recursos consumen.

Prueba de estrés de la Raspberry Pi 2
La experiencia de usuario es gratificante y se puede trabajar con múltiples ventanas a la vez copiando y pegando contenidos entre las diferentes aplicaciones incluso mientras se está compilando el código fuente de otro programa, todo ello conectado vía HDMI a un monitor con una resolución de 1920x1080px sin que el rendimiento se vea mermado.
Quizá sea pronto pero me atrevería a decir que esta nueva Raspberry Pi 2 podría marcar un antes y un después en el sector educativo donde el presupuesto nunca es suficiente y los recursos siempre son escasos.
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